La Burbuja del jefe.
San José de Los Altos, 24 de Agosto de 2013
Cuando se habla de
burbuja, en nuestra imaginación de presenta un objeto natural creado por la
confluencia de ciertas condiciones que la hacen formarse, liviana, se mueve con
mucha facilidad, suave, se intuye, ya que no se puede tocar porque se rompe,
traslucida. O podemos pensar en un objeto fabricado por el hombre, usado para
proteger o aislar, en este caso de una rigidez acorde con la fuerza de los
elementos que queremos detener usándola, transparente; y nos vienen a la mente
las utilizadas para descender a grandes profundidades en el mar o para detener
la propagación de ciertos virus en los laboratorios.
En cualquiera de estos casos el propósito
de las burbujas y su cubierta es el mismo. Separar, aislar…
Imaginen entonces una burbuja
de jabón, lo que está dentro y fuera de ella es lo mismo. Pero no se tocan.
Fenómeno sutil de la naturaleza que fascina a los niños y maravilla a los
adultos.
Fenómeno que como
indicamos puede ser replicado por el hombre para aislar o proteger.
En las organizaciones
el hombre ha podido construir burbujas pero esta vez no son físicas, son
virtuales.
Hagamos una prueba,
introduzca en su buscador de internet preferido la palabra burbuja seguida de
un especio y se sorprenderá al leer términos como “burbuja inmobiliaria”, “burbuja
financiera”, “burbuja económica”, “burbuja
Toyota”, “burbuja de deseo”, etc. Estas burbujas reciben este nombre por su
parecido a las burbujas naturales, no por su forma física porque no la tienen,
sino por sus características y funciones que son las mismas.
El objeto de este papel
es introducir un nuevo término de estas características y que tiene la
influencia más marcada que se pudiese imaginar desde tiempos inmemoriales y que
tal vez no nos hemos dado cuenta de ello porque lo vemos como un hecho natural,
y tal vez lo es…
Este término es: “La
Burbuja del Jefe”.
Vamos a darles algunas
pistas enumerando algunos términos que les son sinónimo: “corte”, “entorno”, “gabinete”,
“asesores”, “edecanes”, “secretaría”, “despacho”, y muchos otros más.
Hagamos otro ejercicio.
En el mismo buscador introduzca “burbuja del jefe”.
Nada.
A no ser que sea
este escrito y con fortuna aquellos escritos que este motive. Magistral complicidad.
Pero debemos ser
justos, no todos los integrantes de estas organizaciones saben que son o
intentan ser burbujas. Ni los jefes que están encerrados y aislados por estas,
saben o quieren.
Examinemos ahora como
esta burbuja modifica en forma imperceptible a las organizaciones.
A continuación algunas
preguntas frecuentes:
Está el jefe?
Como llegó el jefe?
Está triste?
Está contento?
Será que el jefe me
atiende?
Está firmando el jefe?
Salió?
Comió?
Me podrá atender mañana?
Les parecen familiar
estas preguntas?
Pero resulta que todas
estas preguntas no van dirigidas al jefe, ni él las contesta; que extraño poder
tienen los entornos para decidir estas cuestiones que ni siquiera el jefe tiene
conocimiento que se están ventilando y que él es el protagonista?.
Y todas lo involucran,
él no lo sabe pero ya su vida no le pertenece… le pertenece al entorno, quien
decide sus actividades, su agenda, su tiempo.
Si esto es así entonces
los entornos son los que hacen al jefe. Será entonces que los que tienen las
capacidades de liderazgo son los entornos y no los jefes? (“detrás de un gran
hombre hay una gran mujer”…)
Algunos jefes van
avanzando en sus carreras y su entorno también avanza. Se convierten en el “combo”
del jefe. Y él se acostumbra.
El General George S.
Patton llevaba consigo hasta su cocinero.
Este entorno se
convierte en placentero (palabra que viene de placenta), donde el jefe
encuentra las condiciones necesarias para flotar ingrávido, alimentado por un
cordón umbilical, aislado de la realidad.
Y los entornos crean
instrumentos para tales fines, como los resúmenes de prensa, documento donde el
entorno selecciona las noticias que el jefe “debería” leer y desecha aquella
que no es “importante” que lea. Hay los resúmenes ejecutivos donde se sintetiza
un problema en una página para que el jefe la entienda, y se le propone formas
de acción ya consultadas…
Los “resúmenes
ejecutivos” son la ventana al mundo del jefe. Se le presenta la realidad en un
formato muy preciso. No más de una página. Ni siquiera Tácito sería capaz de
eso.
La seguridad es otro
instrumento manipulador de los jefes. El temor a ser atacados se convierte en el
justificativo esencial para aislar. En algunos países se llaman “anillos de
seguridad”, en otros “capsula”, “perímetro” o cualquier sinónimo que signifique
“rodear”, “aislar”. Entonces allí el
jefe es atrapado y contenido, no puede acercarse a quien quiere, ni hablarle,
ni tocarlo. Lo impiden gigantes armados que hasta golpean a quienes se quieren
acercar. Claro es necesario, las medidas de seguridad son necesarias.
Y sobretodo “El
Protocolo”. Este instrumento permite dirigir al jefe en como actuar, que vestir,
que decir y en que ocasión, donde sentarse, etc… con tanta precisión que se
escriben libros e incluso hay carreras universitarias hasta nivel doctorado
para aprender el arte. Arte tan sutil y solapado que sus actores visten de color
oscuro para pasar desapercibidos en el escenario, igual que aquellos que mueven
las marionetas…
Pero la madre de todos
los instrumentos de dominación del líder es “La Agenda”, documento siniestro
que sale a la luz temprano en la mañana todos los días, que sufre cambios
imprevistos durante ese día, materializados en versiones signadas con letras;
nadie sabe quien escribe ese documento y todos lo acatan incluyendo el jefe. Allí
se indica cuando atender a las personas, donde, a quien, cuanto tiempo, a donde
ir, a que, que firmar, cuando comer, dormir, terminar la jornada; y es público!.
Como una madre sobreprotectora, a su hijo lo guía durante el día. Solo falta el
beso de buenas noches.
Para poder mantener
este documento lo necesariamente corto para que lo lean los jefes, debo
comenzar a concluir.
El jefe debe palpar la
realidad de primera mano. No a través de la burbuja. Por lo tanto la burbuja
debe ser rota.
Las burbujas pueden
manipular al jefe para sus propios propósitos, ya que cada burbuja cobra vida
propia e inclusive rechaza miembros o adquiere otros nuevos, se divide por
mitosis, procrea pequeñas burbujas emparentadas con los instrumentos ya citados
y con otros tan secretos que nadie sabe de ellos.
Como hacer esto es decisión
de cada jefe ya que cada uno tiene una burbuja distinta y la misión del jefe
será la guía de ese “como”.
Pero cuidado… las
burbujas del jefe mutan cual virus. Cuando crees que te has librado de ella te
das cuenta que estás rodeado por otra más resistente.
Y no hay todavía vacuna…
Ing.° Luis Bracho Magdaleno
General de División. (Retirado)
República
Bolivariana de Venezuela